3.30.2011

a propósito de Gabino en Sevilla de nuevo.


Relanzo mi crítica al show de Gabino Diego dada su vuelta a Sevilla al Teatro Quintero los próximos 14 y 15 de abril.

La ternura y el alma cándida de Gabino Diego consiguen que los noventa minutos de su show transcurran en un abrir y cerrar de ojos. Lo que Gabino nos cuenta - porque sólo le falta el "érase una vez" de cualquier cuento - no es sino su propia vida como persona y como actor e incluso como cantante; nos describe lo que habían sido sus sueños, su realidad y, sutilmente, hilando muy fino, y con las armas que siempre han empuñado los más inteligentes, la ironía y la sonrisa, pasa revista por cuestiones que perturban al hombre de hoy en día: la incomunicación y la carencia del humor.

Gabino se rinde ante su público animándolo, saludándolo, cortejándolo y dejándolo, cuando él acertadamente decide, mudo y atento, mientras recita versos que nadie espera, y que por eso mismo, el respetable se acongoja y el actor logra su cometido: la palabra ha vuelto a triunfar – para eso estamos en un teatro - y la risa/sonrisa/carcajada (tres platos a elegir) la acompaña, para eso estamos en manos de este cómico, es decir, en buenas manos.

Sin dejar títere con cabeza, con su papel de hombre-elenco/hombre-orquesta y el efecto bululú al cien por cien de su capacidad, le sobra y le basta para llenar la escena, dando pinceladas de un sarcasmo dulzón con el que pinta al Rey y a algún que otro personaje deshauciado y a algunos políticos. Si los personajes son reales o no, el propio actor nos comenta que algunos sí, pero que hay otros que prefiere no desvelar el secreto.

La autocrítica le funciona. Gabino se practica una suerte de harakiri cabaretero hasta dejarnos muy claro, eso sí, que al fin consiguió haber pisado la alfombra roja en Hollywood, cuando nadie había confiado nunca en él. Sin embargo, ni qué decir tiene, que la habilidad de Gabino reside en contarnos todas sus "penurias" como si nada, tierno, cándido, como si nunca lo hubiera esperado, como si nadie se lo hubiera imaginado, pero que ahora, a toro pasado, se jacta -siempre dulcemente- de que le quiten no le pueden quitar lo bailao...

Pienso que la clave del monólogo está en aquella que siempre han poseído los clowns: te lo digo cantando, te lo digo sonriendo, te lo digo para inspirarte ternura, te lo digo para que te diviertas, te lo digo para que me prestes mucha atención, pero sobre todo, a lo que voy, mi fin único: te lo digo. Y he ahí el quid de la cuestión: noventa minutos llenos de mensajes acaramelados los cuales, entre bromas y veras, llegan de veras y no son tan de broma. Salteados con versos de Hamlet, con los de su amigo poeta, con canciones que inspiran optimismo y un canto a la vida, nos divierte, nos descubre, pero no del todo, como debe ser: para que pensemos.

Aprovechar estas líneas para felicitar al Teatro Quintero que retoma el testigo del ya inexistente Teatro Imperial de la calle Sierpes y vuelve a acercar al público de la capital andaluza espectáculos de este tipo. No sería exagerado decir que Sevilla bien puede ser de nuevo parte del acerado de la Gran Vía madrileña al cubrir esta sala con su repertorio las exigencias de amantes de estos expectáculos.

Este artículo se puede seguir en http://www.masteatro.com/

3.29.2011

animales+madrigueras



momentum_ 13

a.- Tu perfume... Me dan ganas de vomitar. Aparta.
b.- ¿Ya no te gusta?
a.- Cierra los ojos.
b.- Me gustaría saber por dónde vas a empezar cuando salgas de aquí, sobre quién pondrás el objetivo esta vez.
a.- No creo que nunca vaya a salir de aquí.
b.- Claro que sí. El mundo te espera, campeón.
Silencio
b.- Háblame.
a.- No quiero hablar contigo. Sólo tengo ganas de vomitar.
b.- Lo quisiste todo de golpe y sabes que yo me muevo a plazos. Te lo dejé muy clarito.
a.- No hacías nada. Eras una ineficaz total. En la cama parecías una crucificada. No eras capaz de mover un solo dedo. La pereza es tu segundo nombre.
b.- Piensa que el impacto podía haber sido bestial si no hubiéramos frenado a tiempo.
a.- Gente como tu incita al suicidio.
b.- Atacas como nunca. Ríe.
a.- No quiero seguir hablando contigo. Necesito vomitar. ¡Enfermera!
b.- No te pongas así, que no te conviene.
a.- Porque tú sí sabes lo que me conviene, ¿verdad? ¿verdad que sí?
b.- Te conviene que no llames más a la enfermera: deja que sea yo quien te cuide.
a.- Tú y yo no tenemos nada que ver. Ya no hay nada que hacer.
b.- Eso no te lo crees ni tú.
a.- No debimos conocernos nunca. Al principio me fascinabas, pero luego me hacías callar y callar; disminuirme, una sombra.
b.- Estás bien equipado.
a.- Tu consolador. Tu animal.
b.- Tú eres el animal. Desperté y te metiste en tu madriguera.
a.- Yo lo llamo tranquilidad.
b.- Y yo lo llamo escondite, hoyo, recoveco, pozo, escondrijo, cueva, túnel, caverna...
a.- ¡Pues sí! ¡Para estar a salvo!
b.- Aquí no se puede dar voces.
a.- Yo ya no quería comunicarme contigo. No quería verte. No quería tocarte. No quería. No te quería. Te despreciaba.
b.- Tal para cual.
a.- Tu perfume me marea. Tengo ganas de vomitar. ¡Enfermera!
b.- Sé que me quieres. Sé que yo soy como ese marcapasos que te acaban de empotrar en el corazón. Sin mí, no funcionas. (Se acerca a él para que pueda olerla mejor).
a.- ¡Enfermera!
b.- Grita todo lo que quieras, pero sabes que soy la pieza clave para que puedas funcionar, para que el mundo no te eche a patadas. (Se acerca a él para que pueda olerla mejor).
b.- ¿Ves? Ya se te han pasado las ganas de vomitar. Justo cuando empiezas a quererme de nuevo.
a.- ¿Crees que la culpa es mía?
b.- Por supuesto. ¿De quién si no iba a ser, campeón? Recuerda que mi corazón es más fuerte que el tuyo. A la vista está. Pero tú, sin ese artilugio, (se acerca más aún), es decir, sin mí, no sabrías seguir en este mundo.
fundido

de la obra ©DEADLINES.

Tràiler de 'Gang bang' de Josep Maria Miró i Coromina

pez grande?

momentum_10

a.- Te invité un par de veces y me dijiste que no. ¿No se te ocurre otra respuesta?
b.- Pues sí. Que es de locos.
a.- Podías haberte acercado tú también. La distancia es la misma.
b.- Esta vez te tocaba a ti.
a.- Dos veces y dos negativas seguidas.
b.- No hay más preguntas. Te ha corrido el turno.
a.- Ahora tú eres el pez grande.
b.- Ya ves. Esto es la jungla, chaval.
a.- Y ahora soy yo quien se arrodilla, quien pide, quiem llama y quien no quiere perderte.
b.- Y ahora soy yo el que se queda quieto.
a.- Como hice yo.
b.- Y ahora soy yo el que dice no.
a.- Como hice yo.
b.- Y ahora yo soy quien tardará en contestar tus mensajes y quien terminará por no coger el móvil.
a.- Como solía hacer yo.
b.- Lo dicho. Te ha corrido el turno, chaval.
a.- Que pase el siguiente, ¿no?
b.- Asiente.
a.- Pues ten cuidado porque puede que mañana ya no seas tú el pez grande.
b.- No me cogerá por sorpresa. Esto es la jungla. Pero yo al menos sé qué papel estoy jugando.
a.- Suerte.
b.- Para ti también.
a.- ¿Y por qué me miras así ahora?
b.- No sé... Creí que tú y yo.... al final... podríamos... en fin, da igual.
a.- Eso también pensaría el que estuvo antes contigo, y tú, por lo que veo (Le acaricia) te lo quitaste de en medio. A la vista está. Mira. Me lo he pasado muy bien. Besas como nadie. Pero tú lo has dicho: que pase el siguiente.
oscuro
de la obra © DEADLINES.

3.27.2011

3.26.2011

escape

momentum_ 36

(El siguiente personaje no puede hablar. Enmudeció hace tiempo y nadie sabe aun por qué. Ni siquiera el autor. Así que la acotación hablará en su nombre:)

a o b.-
Escaparme a donde sea.
Tan sólo te pido una condición: que al llegar allí, no te encuentre.
Escaparme sin dudarlo.
Escaparme sin equipaje.
Escaparme de ti.
Escaparme con ganas y con todas las consecuencias.
Escaparme sin pensarlo, con las dudas y los propósitos.
Llevarme tu memoria para perderla antes de que ella me haga perder el juicio a mi. Escaparme a donde sea, y si no hay camino, no te preocupes que yo lo hago.
Lo haré recordándote, que será como olvidarte; y así iré llegando hasta donde sea, desprovista/o de ti, de tus dudas y de las mías, que ya son una sola.
Escaparme a donde sea: ahora.
He ahí el dilema..

(Somos conscientes de que el personaje como tal lo habría expresado mejor, pero la acotación es lo más socorrido para estos casos. )

foto: estreno © agnus dei. cía teatro mínimo. cádiz, nov. 2010.

3.23.2011

sin siesta = reflexión

mejor pensar que tenemos caducidad. así escuece menos cuando te eliminan. y así se justifica mejor cuando eliminamos o ya hemos eliminado. es de locos pensar que somos perpetuos, que podemos ser perennes en el día a día del Otro.
las proporciones de nuestra maleta son las que son, así que eliminemos cuando hacer hueco sea imposible. es ley.
la cosa es que nos pasamos media vida haciendo hueco para reconocer al final que lo que hemos estado transportando en nuestra maleta durante mucho tiempo se ha terminado pudriendo. he ahí nuestra caducidad.

3.18.2011

escarbando...

... escarbando me he encontrado esto: un monólogo antiguo.

pero antes, como dato curioso, contaré que cuando actuamos en su día en el Gran Teatro de Huelva, el personal que trabajaba allí nos comentó una vez que la actriz interpretó este texto: un poco tavoriana, ¿no? y yo le contesté: que yo sepa Távora no tiene el copyright de las madres mediterráneas. A lo que siguió: ya... bueno... pues entonces lorquiana, ¿no? y yo le contesté: el copyright lo tienen los griegos, pero no los de ahora, los de entonces...
Creo que siguíeron pensando que yo era sobrino de Salvador Távora... En fin, en casa del herrero... 


PERSONA: LA MADRE.
LUGAR: CAMPOSANTO EN LA MENTE DE LA MUJER..

He dormido... Digamos mejor que he tenido dormir. Y me he levantado. Y me he tenido que mirar en el espejo. Me he lavado, peinado y vestido. He ido al supermercado. He hecho la comida y me la he tenido que comer, pero esta vez la he dejado reposar en el estómago. Luego la siesta obligada, vestirme de nuevo y al trabajo.
Querría eliminar esta serie mecánica y no dejar de dormir, y si me despierto, andar desnuda y hambrienta, despeinada y sucia; si acaso me dieran de comer algo, vomitar de inmediato lo que fuere... Quisiera dirigirme a la pobreza más absoluta; nunca más el tener que o hacer por. Quisiera que la apatía me amarrara a la pata de la cama para no acudir más a los espejos. Quisiera no sentirme alimentada, así el dolor podría husmear allá por donde quisiere, levantar la tierra con su hocico por si encuentra otro dolor.
Yo descansaría si no tuviera que acudir más al bálsamo del recuerdo. Descansaría si tuviera que ayudarme de su imagen para que no me digan tanto cuánto lo siento por usted, cuánta debe ser su pérdida, ¿verdad señora? ¿Pero por qué no ando por ahí desnuda y hambrienta o dando voces como una loca?
La cama se ha quedado vacía. Aquí ya no sabemos dónde colocar la mente para que se alivie. Durante la noche la memoria hace estragos. Ya no sabemos hacia dónde mirar, o qué fotos poner. Gritamos el hueco que nos ha dejado y nos rebelamos ante esa dichosa cama que fue quitada de enmedio para no recordar.

Es terrible ver que no estás por ninguna parte.

Suenan unas llaves, la puerta se abre, creo que vas a ser tú y no eres... No eres, pero fuiste y no serás nunca más. ¡A golpe de memoria te haces hueco en mí pero no logro rozarte!
Hay días en los que la memoria aprieta mientras los calmantes reposan en el fondo del mar.
El grito se cuela alma adentro y estalla para no dejar títere con cabeza.
Hay algo denso en el aire. Tan denso que daña al pasar por la garganta.
Seguir viviendo a partir de lo que te ha ocurrido es como caminar sobre agua.

Hoy llueve mucho. Pero no importa. Tenía que venir, ¿sabes? Yo hoy tenía que venir.


©Miserere meum . Dirección y autoría: carlos herrera carmona.
Taller de Teatro Clásico Sevilla.
Foto: María del Mar Tercero. Teatro Alameda. Sevilla. 2002.


3.17.2011

alivio

Es lastimero dejar una puerta entreabierta.
La corriente no es ventajosa. El aire que se escurre por ahí nunca trae consigo nada recomendable.
Mejor cerrar aquellas puertas que esconden más que muestran.
Porque el sosiego llega con la oscuridad, aunque ahora pueda sonar un poco desproporcionado.
La puerta cerrada.
¿Que qué mano la cerró?
Algunos pensarán que ésta, y otros, que aquélla. Y qué más da.
Los bandos se organizan solos y solos cavarán sus trincheras; y al final, con las fuerzas reservadas, habrán cavado las tumbas de todos los participantes.
Mejor la tumba que la promesa carnívora.
Mejor que la puerta se cierre.
Los personajes no merecen ir de puerta en puerta.
Mejor en su cajón de sastre.
A la espera de la verdad y no de la promesa débil, enferma y vaga.
La puerta al fin cerrada.
Y caso cerrado.



NOTA.- estas palabras no pertenecen a un texto teatral. es una declaración.

3.13.2011

canto de sirenas_




momentum_ 26

a.- Desapareciste.
b.- Oí un canto de sirenas.
risas
a.- No me vengas con chorradas.
b.- Así es la vida.
risas
a.- Yo alucino contigo.
b.- Pareces nuevo en esto. ¿No sabes que las cosas funcionan así?
a.- ¿Ah sí? ¿Sin decir ni por ahí te pudras?
b.- Pues sí.
pausa
a.- Pero, ¿tú te crees que puedes ir así por la vida?
b.- ¿Y tú? ¿Tú sí que puedes ir así por la vida?
a.- ¿Cómo?
b.- Pues así. ¿Esperando que los demás cumplan tus reglas, tu protocolo? Aquí no tenemos por qué saber de qué color son los ojos del otro, ni a que huele, ni si es verdad que fuma o no, o si tiene 20 hijos o si prefiere la playa a la montaña.
a.- Mejor estar desaparecido, ¿no?
b.- ¿Ves? ¿Ves como es mejor así? Es mucho mejor desaparecer. Así no hay dolor. Es mejor que las sirenas te atrapen en su red, o con una pantalla que te acerque hasta donde tu quieres llegar y que te protege de todo.
pausa
a.- Algún día esas sirenas te arrastrarán a lo peor.
b.- Puede: por lo pronto ya me han arrastrado hasta ti.
oscuro

3.10.2011

aclaración

1.- los contínuos clips, las fotos, los textos que emito en la Red de la pieza llamada EL INCORRECTO, es tan sólo mi queja e indefensión ante un equipo de producción/distribución que la mantiene varada hasta no sé cuando.

2.- nada que ver como una publicidad arbitraria u onanista.

3.- sirva este recordatorio virtual -estéril siempre al tratarse de Teatro- como única manera de mantenerla en la memoria.

4.- no hablar yo de ella sería como desconectarla de la máquina que la mantiene viva en su coma.

5.- Tu verdad no; la verdad / y ven conmigo a buscarla. /La tuya, guárdatela.  A. Machado.

Sevilla Directo el incorrecto entrevista Carlos Herrera Carmona).mpg

Sevilla Directo preestreno el incorrecto.mpg

3.08.2011

los diablos menores


Estampa IV

Apartamento.
EDUARDO -unos 40, arquitecto- dibuja un plano.
Llaman a la puerta.
Silencio.
EDUARDO (concentrado).- Adelante.
Entra SARA, su compañera. Unos 30. Desocupada. Trae algo escondido.

SARA.- Buenas noches, Eduardo.
E.- Buenas noches, Sara.

Pausa

S.- ¿Qué? ¿Todo bien?
E.- Perfecto.

Pausa

S.- Ya he llamado a la pizzería. Tardarán unos veinte minutos.
E.- Estupendo.

Pausa

S.- La he pedido sin orégano. Como a tí te gusta.
E.- Magnífico.

EDUARDO levanta la cabeza. Se miran. Sonríen.

E.- ¿Qué traes ahí?
S.- He estado ordenando un poco el trastero y... y me he encontrado esto.

SARA le enseña un cuadro con unas flores. El lo observa. Sonríen.

E.- Es realmente hermoso. Vuelve a su trabajo.
S.- Sí que lo es. Y por eso he decidido que lo voy a colgar en esta habitación. Le dará otro aire. Para mi gusto esta habitación es demasiado... fría. A ti te gustan mucho las paredes vacías, Eduardo, pero a mí... a mí me cansan. Parece como si por aquí no pasaran las estaciones.
E.- Pero pasan, ¿no?
S.- Claro que pasan. Se me ocurre cada cosa...

Pausa. Ella contempla el cuadro.

S.- Los tonos son delicados. Sin demasiadas flores. Como a ti también te gusta. Dicen tanto estas flores... Se acerca a él y éste la mira. Una flor., Eduardo...

Miradas.

S.- ...una flor puede simbolizar lo que tú quieras. Lo importante es tener símbolos y querer usarlos. Tú sabes, hay unos símbolos que se comparten y otros que no. No sé si me entiendes, pero eso es lo de menos.

Sonríen. El vuelve al dibujo. Pausa. Ella le da una palmada en el
hombro y éste la vuelve a mirar, sonriendo.

S.- ¿De verdad que te gustan estas flores, Eduardo?
E. (volviendo a dibujar).- Mucho. Me gustan mucho. Muchísimo.
S.- ¿Qué te parece si lo cuelgo en esa pared? Y así, si te da por mirar a la derecha, lo verás.
E.- Perfecto.
S.- ¿Y si lo cuelgo en esta otra? Si te da por mirar a hacia atrás, no tendrás más remedio que verlo.
E.- Estupendo.
S.- Aunque estoy pensando, que si lo cuelgo en ese otro lado, no le dará el reflejo del sol.
E.- Magnífico. La mira. Pero recuerda, Sara, que aquí no entra el sol.

Miradas.
Pausa.

E.- De todas formas, donde tú lo coloques, quedará perfecto. Seguro que sí.

El vuelve al dibujo. Ella queda pensativa mirando a su alrededor.

S.- Eduardo.
E.- Pero, ¿todavía sigues aquí?
S.- Claro que sigo aquí. ¿Quieres que me marche ya?
E.- No, no. En absoluto.

El continúa con su dibujo. Ella toma aire.

S.- Sólo por curiosidad, Eduardo. ¿No encuentras ningún fallo en nada de lo que digo o hago?
E.- Pues no.
S.- ¿Y puedo preguntarte por qué?
E.- No que no puedes.
S.- ¿Que no puedo?
E.- No debes, Sara.

Pausa

S.- ¿Y si no cuelgo el cuadro? ¿Eh? ¿Qué crees tú que pasaría? ¿También vas a decir que será "perfecto", "magnífico", "estupendo"?
E.- No pasará nada. No lo cuelgas y ya está.
S.- Pues ahora para mí no es perfecto. Ahora me doy cuenta de que...

El se levanta, se acerca a ella, la abraza, la besa. Sonríen.

E.- Escúchame con muchísima atención, Sara. El mundo se cae a pedazos todos los días...
S.- ... conmovedor...
E.- ... y nuestro mundo particular también se cae a pezados todos los días...
S.- ... enternecedor...
E.- ... por lo tanto sé... Ella intenta decir algo, pero él le tapa la boca con la mano cuidadosamente. ... sé que contigo estoy a salvo; sé que siempre serás el único pedacito que se mantendrá ahí, colgado, quieto. A veces temblarás como una hoja, a veces temblarás como un volcán. Por eso duermo tranquilo: porque sé que seguirás ahí: débil y fuerte.

El retira la mano y ella la besa.

S.- ¿Por qué siempre me dices lo mismo para decir que...?
E.- Porque es la única técnica válida que he adquirido con el paso del tiempo.

Silencio.

E.- A ver, tú crees que algo está empezando a fallar, ¿no es eso?

Ella sonríe y le besa.

S.- No es eso.
E.- Mirada.
S.- Decidamente no.

El vuelve al dibujo. Ella prueba el cuadro en diferentes lugares.
Suena el teléfono.
Ambos lo miran.
Silencio.
Quedan quietos.
El vuelve al dibujo.
Ella deja el cuadro y levanta el auricular.

S.- ¿Sí? ... ¿qué tal? ... sí... sí. Hace ya bastante tiempo... no, no que no he estado contando los días como te podrás imaginar ... se me dan muy mal los números, por eso elegí letras, como tú bien sabes. .. ¿Cuánto? ... ¿Tanto? ... ¿Un año y diez meses? Cuenta con los dedos rápidamente. ... pues ahora que hago cuentas es verdad ... sí que podría ser... pero qué imbécil eres ... sí ... sí, sigues siendo un imbécil... pero cómo se te ocurre decirme esas cosas... Ríe.

EDUARDO deja de dibujar. Miradas. Ella tapa el auricular.

S.- Es para mí, Eduardo.

Pausa. SARA retoma la conversación al teléfono.

S.- ¿Cómo? .... ah, sí ... bueno ahora llevo el pelo más corto ... no, no mucho ... te ruego que no me vayas a dar lecciones de moda a estas alturas. Siempre he sabido elegir yo solita ... ¿inoportuno? ... bueno, algo sí la verdad ... ¿el qué? ... mira, contarte todo lo que me ha pasado en este tiempo por teléfono te puede salir caro, Luis ...

EDUARDO levanta la vista, mira fijamente a SARA y tira una de sus reglas contra el suelo.

S. tras reirse de EDUARDO.- Un año ... sí, un año juntos ... fue precisamente gracias a aquel anuncio de oferta de trabajo que tú mismo me pasaste ... sí, son esas cosas curiosas que pasan en la vida ... ¿de película? ... pues sí, aunque para mí fue de lo más normal ... así es la vida ... la vida está repleta de cajas de Pandora ... mira, Luis, si para ti esas cajas sólo contienen monstruos, es problema tuyo ... la verdad es que Pandora se está portando muy bien conmigo esta vez ... oye Luis, mientras estuve a tu lado, Pandora fue dañina y cruel ... ¿que uso bien las palabras? ... ya sabes porque elegí letras ... no vayas a decirme ahora que me lo pusiste en bandeja ... no seas grosero ... no, no me acosté con él para conseguir el trabajo, pero sí cuando ya lo había conseguido ...

SARA ríe. EDUARDO tira otra de sus reglas contra el suelo. Ella la recoge, la deja sobre la mesa sin dejar de mirar a EDUARDO.

S.- ... ¿que qué ha pasado? ... nada un cruce ... ¡ay, Luis! Siempre con tu cinismo a flor de piel ... no, me acosté con él por pura atracción ...

EDUARDO se acerca a SARA. Ella comienza a acariciarle el
pelo.

S.- ¿Sabes Luis? Mi nuevo amor se llama Eduardo. Su pelo es rizado y sus ojos me llevan hasta el mar que tú tanto odiabas ... ¿que cómo me mira? ... su mirada derrota mis pecados, mientras que sus palabras son pura rima; sus dedos me hablan en verso y me acunan en las noches de tormenta. Te diré, Luis, que gracias a él, siempre tengo algo que hacer cuando me levanto cada día; gracias a él, podría llenar todas las paredes de mi hogar con cuadros, cuadros grandes y pequeños, cuadros de los artistas más extravagantes... ¿si se ríe? ... su risa es el recuerdo de mi infancia, la lumbre, el regreso inesperado. Cada vez que él deja caer su mano sobre mi cuerpo, es un contínuo y exquisito escalofrío ... sí, también puedo sentir con él el peso de la noche y sumergirme hasta el fin del universo si es que existe ... si quieres que te hable de sus besos, Luis, te diré que es fragua perpetua, y si quieres que te hable de su abrazo, te diré que es un pétalo distraído que no sabe a dónde ir ... ¿y su piel? ... su piel es luna de agosto ... ¿y su silencio? El aire que respiro cuando el mundo me asfixia ... lo siento Luis. No hay más datos disponibles. Encargué una pizza hace un rato y Eduardo y yo estamos muertos de hambre ... sí, ya sé que a ti también te gustaban las pizzas sin orégano ... pero es en lo único en lo que os parecéis ... si lo sabré yo ... no hay de qué. Adiós Luis. Tengo que colgar ... Que te vaya bonito.


Dos posibles finales, a elegir:
1º.- SARA le ofrece la mano a EDUARDO. Salen de escena cogidos de la mano. Oscuro. Luz. Entra SARA. Todas las paredes aparecen llenas de cuadros de todos los tamaños y colores. SARA sonríe. Oscuro.
2º.- EDUARDO saca un revólver del cajón de su mesa y apunta a SARA. Oscuro. Suena un disparo. Luz. En la escena el cadáver de SARA y en su mano, el revólver. La caja de una pizza junto a ella. Y en una de las paredes, el cuadro de flores que ella sacó a principio. Suena el teléfono. Oscuro.

©Los diablos menores  de carlos herrera carmona (Cía. Elsinor Teatro. Sevilla 1997). 
Reparto: Agustín Burgos y Raquel Guerrero. 
Foto: ©Agnus Dei de carlos herrera carmona(Teatro Mínimo. Cádiz, 2010).



3.06.2011

mentimos a perpetuidad

"...no se nos conoce. Mentimos a perpetuidad. Eso es lo que hace la vida tan curiosa y a veces tan interesante. Le mentimos al mundo en público y a nosotros mismos en privado. Sentimos una intensa pasión por lo teatral, que saciamos en dos tipos de puesta en escena: las que representamos para los demás y las que representamos para nosotros mismos. Ambas son interesantes, pero las segundas son más absorbentes. Nuestras vidas secretas, nuestros vicios secretos, son las obras que representamos para nuestro propio disfrute (...) hacemos de nuestras virtudes vicios y vicios de nuestras virtudes..."

Robert Hichens, El clavel verde (Uk, 1864-Zurich 1950)


3.04.2011

crítica LILITH, ADAN Y EVA O LA REBELION EN EL EDEN.

UN CATECISMO, UN SERMON Y UNA MANZANA.

por carlos herrera carmona

Parece ser que nos guste o no, Dios pretende estar en todas partes, y que como bien airea Asunción Sanz, actriz que encarna el personaje de Lilith "no nos lo podemos quitar de encima". Así que esta noche la voz del Dios de nuestra infancia a lo Cuéntame y los infortunios, enredos y procacidades de sus tres criaturas -Adán, Eva y la anterior- han hecho su aparición divina en la Sala La Fundición de Sevilla como el que no quiere la cosa.

Al comienzo la pieza plantea, con pretensiones a lo Woody Allen, acercarnos al Génesis como si de una sit-com se tratase. Y de hecho, arranca animosa, vivace. Réplicas chisposas, eslóganes feministas algo mordaces los cuales siempre son de agradecer y una provocación cándida a la hora de tratar, sobre todo, el cómo, el cuándo y el por qué del coito en el Edén. Dios aún aguarda.

Lo inquietante surge cuando la obra echa a andar y Dios entra en acción: lo que podía haber derivado en una farsa adulta, en un toma y daca metido en lodo entre la primera mujer en la historia, Lilith, y la segunda, Eva; lo que podía haberse convertido en un enredo a lo Billy Wilder con un Adán dulcemente apelelado y/o apaleado que podía haber suscitado mucha más empatía y mucha más ternura, el montaje se nos revuelve y deriva hasta rezumar doctrina eclesiástica por los poros a fin de que un contundente catecismo se abra de par en par sobre el escenario.

Ya sabemos lo del dies irae, ya sabemos que Nuestro Padre es miope y que no soporta llevar gafas, ya sabemos que quien nos creó y nos castigó logra en el Nuevo Testamento un lavado de imagen reluciente y prácticamente llega a convencer de nuevo a media humanidad, sin embargo no veo la necesidad de que me lo expliquen citándome textualmente las Sagradas Escrituras cada dos por tres y el corpus mitológico hebraico etc.

No habría estado nada mal que el director (o el autor...) hubiera regalado a su puesta en escena un guiño al legendario árbol beckettiano sobre una estepa baldía y así la sensación de desamparo de los tres personajes hubiera quedado más acentuada que con un telón de fondo pintado y un tronco de plástico iluminado (?).

Por eso me quedaré con la chispa que me sorprendió al comienzo, con la verbigracia y ritmo actoral, con la serpiente/femme fatale de Lilith quien, exitosa, se contonea por el Edén como Pedro por su casa y que corrompe a una Eva como quien está en un bulevar tomando té con pastas. Por eso me quedaré, sin duda, con la delicada Mercedes Bernal (Eva) que parece que anda por allí como por arte de magia -¿acaso no nace de una costilla...? Y por último me quedaré con la candidez exacta de Adán, por cómo se deja llevar por ambas féminas como si Dios ya le hubiera desterrado de antemano, por el vaivén acertado de este actor que sabe cómo llevarnos del instante más burlón al más tierno instante.

Parece ser que el año ha comenzado en las tablas hispalenses oliendo a sermón. Tras los 7 pecados capitales de Producciones Imperdibles que nos recordaban que seguimos pecando mucho mucho mucho y que no tenemos remedio ni salvación, ahora le toca el turno a Hernández Centeno quien nos remacha la idea a la inversa y añade que el más malo de los malos de este largometraje que es la vida es precisamente el que nos "creó" (?). Moraleja según el autor: mejor haber canjeado la dichosa manzana por el libre albedrío: hemos salido ganando.

¿Y ahora que hago yo con los 7 pecados capitales que vi en el Central? Sólo falta Estrella sublime de la Cía. Bastarda Española de nuevo en Sevilla y ya tenemos el retablo completo...

Para concluir diré que gracias a Dios -¿puedo?- que allí estaban Asunción Sanz, Iñigo Nuñez y Mercedes Bernal para librar a la dramaturgia de Centeno y a nosotros de mal. Amén.

http://www.youtube.com/watch?v=eUXOuowsDak


Lilith, Adán y Eva o la rebelión del edén. Síntesis Producciones. Autor: Antonio Hernández Centeno. Idea original y Dirección: Javier Ossorio. Reparto: Asunción Sanz, Íñigo Núñez, Mercedes Bernal, Idilio Cardoso (voz). Escenografía: Gonzalo Narbona. Música: Santiago Martíñez. Sala: La Fundición. Fecha: 3 de marzo. Aforo: Lleno.

esta crítica se puede ver en http://www.masteatro.com/




3.02.2011

bedtime reflection


We do not miss each other so much, in spite of the words we dedicate to each other on the Net.
I have come to the conclusion that there is no much absence at all.
Missing someone is hearing someone's voice; missing someone is looking at someone's face; missing someone is sharing your time with someone. If it is possible. Of course.
It seems that we are not interested in our voices anymore.
Looking at someone's eyes give you away.
It seems we are supposed to have run out of Time.
If I tell you something with my own voice, the tone makes me feel naked and air what I carry inside of me.
If I use my glance to express myself, what I have inside of me could be shown, and as a result, everyone can look through the glass; and what it is worse: everyone can give his/her opinion.
If I share my Time, it seems as if someone could discount time from my own lifetime. And we cannot afford this. Of course.

3.01.2011

no nos echamos de menos.

reflexión antes de dormir:

No nos echamos tanto de menos. No basta las líneas que nos dedicamos los unos a los otros en la Red. Todo esto me hace pensar que no es tanta la Falta. Echar en falta, es, a ser posible, oír la voz del Otro; a ser posible, mirar a la cara del Otro; a ser posible, compartir el tiempo con el Otro.
La voz está perdiendo interés. Mirar a los ojos, delata, y el Tiempo... parece ser que ya no nos queda.
Deber ser porque si cuento con mi voz lo que me ocurre, el tono desnuda y airea lo de dentro; y si hago uso de la mirada para expresarme, lo de dentro queda en una vitrina donde todos pueden observar, y lo que es peor, opinar. Y si comparto mi tiempo, parece como si me lo descontaran del que me queda de vida, y eso, eso sí que no nos lo podemos permitir.