5.29.2011

momentum_castillos en el aire_ ©DEALINES





a.- ¿Y mañana?
b.- Mañana te volveré a ver.
a.- Silencio
b.- Mañana te volveré a imaginar.
a.- Silencio
b.- Mañana construiré más castillos en el aire.
a.- ¿Faltándote el aire?
b.- Faltándome al aire.
a.- ¿Y sobre qué se sostienen tus castillos...?
b.- Silencio.

a.- Hablas de caprichos.
b.- Dime si es capricho imaginar que pudiera haber un 
diálogo para ti y para mi hecho a medida; si es sostenible imaginar que pudiéramos compartir una noche...

a.- ... y que mi mano no sea la que apague el despertador, sino la que...
a y b.- ... busque mi/tu espalda hasta perder la noción del tiempo...
b.- ... porque entonces no habrá mesura y todo irá a gran velocidad...
a.- ... a la misma a la que circula tu imaginación...
b.- ... mi imaginación que se agarra a ti como a un clavo ardiendo...
a.- Risas
b.- ... porque es capaz de construir 
lo que haga falta...

a.- ... con el aire que te falta...
b.- ... con el aire que me falta...
a.- ... sobre las nubes, todo se volverá a caer...
b.- Silencio
a.- ... y tú sin aire...
b.- ... y yo sin aire, pero buscando en el aire el aire que me falta...
a.- ... aun sabiendo que sólo aire te daré yo a cambio...
b.- No importa. Es el trato que establezco con mi imaginación.

a.- Sólo hablas de capricho o de humo, que lo mismo es.
b.- Silencio.

Off.- "Bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penoso vivo."

foto: Benjamín Lozano.

Cita Voz en off: Sor Juana Inés de la Cruz.
/Texto a propósito de las relaciones virtuales/

5.27.2011

crítica EL ORFELINATO. cía LA SANTA COMPAÑA. sevilla, 26/5/2011


EL ORFELINATO: SONRISA EN BUCLE




por carlos herrera carmona




Compañía: La Santa Compaña. Actrices: Maribel Chica y Raquel Armayones. Dirección: Joan Estrader. Escenografía: Ernesto de Ceano. Espacio sonoro: Sitín Ubreva.

Sala La Fundición, Sevilla, del 26 al 29 de mayo, 2011. Aforo: Lleno.
 

La pócima ha funcionado: La sonrisa desde el minuto uno se acciona y persiste, con alguna carcajada espontánea, hasta que Gladyss Kitchen, uno de los personajes, desvela el cartel de The end.


La Santa Compaña, que repite en La Fundición una temporada más tras el elogio de crítica y público anterior, despliega su ingénua -que no fácil- maquinaria de efectos, de minidiálogos con chispa y de un non-stop de agilidad actoral y de atrezzo, que convierten a esta obra, El Orfelinato, en un dulce pasatiempo que lleva el sonreir por sonreir por bandera.


Maribel Chica y Raquel Armayones, como ellas mismas me aseguran, han trabajado cogidas bien fuerte de la mano de Joan Estrader quien afirma que necesita el humor diariamente cuando habla de su apuesta por el humor absurdo y anárquico. En el montaje se airean todas esas escenas de cine de terror, tanto de serie A como B, que llevamos todos en nuestra memoria colectiva asegurándose así complicidad inmediata con el público.


Por ello, recomiendo sobre todo este montaje a todo aquél o aquélla que sea amante de la escenografía teatral, ya que es para quedarse absolutamente pasmado ya que con elementos que recuerdan a ese Un, dos, tres de Kiko Edgard -ésos recortables de Mingote de muebles, sillas, puertas en blanco y negro que nos hacían creer que estaban coloreados de lo sui generis que eran- van acumulándose, transportándose, moviéndose, chocándose, mutándose… haciendo realmente de la escenografía, sin la menor duda, un personaje más del elenco.


En El Orfelinato por increíble que parezca, hay cabida para el humor de siempre -hilar fino, se llama- y el humor andaluz -sin asomarse al ridículo; el humor de nuestros repartos más castizos y el humor de los cándidos vodeviles de provincias; también habrá un hueco para un Hitchcock de juguete y de mentira quien les inspira y que ellas lo pasan por su tamiz de juego escénico de rizar el rizo y lo vuelvo a rizar.


Es de agradecer esta inventiva en el escenario, el cómo sacar provecho tanto de un peluche como de una historieta que ya todos parecemos saber pero que nos la reinventan para hacer del teatro un continuo juego. Quizás el texto sea esta vez sólo un mero pretexto para jugar, para perfilar la sonrisa, aunque a veces, debo de reconocer, que no todo ha de obligarnos a revolvernos en la butaca de pura angustia zar Triana y acostarnos satisfechos por la catarsis lograda. A veces, la válvula ha de ser piezas como ésta, las cuales, con su ritmo dicharachero, su energía visual/actoral liberen presión. Y nada mejor que la sonrisa en espiral, una y otra vez, una y otra vez, en bucle, que nos puede ofrecer La Santa Compaña.


Vayan y liberen. Seguro que cuando veamos alguna película de Alfred la próxima vez, sonreiremos cuando veamos a alguien corriendo por una cornisa o llamar a Scotland Yard: compruébenlo.

NOTA.- esta crítica también se puede ver en www.masteatro.com



5.23.2011

cuidado con lady macbeth_


Y a propósito de MACBETH_ Ur Teatro:

Señoras, señores:

Si nos suben a los clásicos a los escenarios, no es sino para aprender de ellos, para aprender a reaccionar, o a darle nombre o color o forma a lo que nos pasa o traspasa. Pues he aquí lo que me resonó en la cabeza mientras la señora de Macbeth atosigaba a éste con sus manos rojas:

... cuidado, mucho cuidado con Lady Macbeth, con su voz vestida de moscas que se cuela como sus propias moscas traquea a abajo, y forma una turba tal que te ensordece y sólo terminas escuchando lo que te semonea...
... cuidado con ella, que con su manita oculta bajo el terciopelo, te podría empujar delicadamente al Cuarto Oscuro para que sólo la atiendas a ella y le rindas pleitesía, a ella, a Lady Macbeth...
... protégete de sus conversaciones melífluas: su soledad la obliga a actuar así, y si tú te conviertes en el botarate que le haga compañía, te señalarán como El Borrego de Lady Macbeth y te quedarás, antes o después, en la misma cuneta que ella.

Dedicado a cuanto/as conocí y perdí porque en su día le hicieron caso a esta dama. Yo me quedo con Queen Mab: al menos ésta me hace soñar y no matar a nadie.

5.21.2011

crítica PENUMBRA. cía. ANIMALARIO. teatro central.sevilla.20/5/2011






PENUMBRA_ CÌA. ANIMALARIO


Dirección: Andrés Lima. Autores: Mayorga/Cavestany. Reparto: Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Luis Bermejo, Nathalie Poza. Escenografía: Beatriz San Juan. Iluminación: Yagüe/Alvárez.


TEATRO CENTRAL. SEVILLA. 20 y 21/ MAYO/ 2011.


 

ANGUSTIA FRENTE AL MAR por carlos herrera carmona




Inquietante. Incómoda. Insultante. Increíblemente llevada al escenario. La compañía Animalario logró ayer en el Teatro Central de Sevilla arrancar bravos inmediatos en el oscuro final.

Durante una hora y diez, incomodó, inquietó e insultó -de buena manera- a nuestras conciencias. Parlamentos entrecortados y narrados la mayoría de ellos en estilo indirecto y aderezados con cadencias acertadas dentro del ritmo del montaje salpicaban la penumbra que ha diseñado para experimentar, según las palabras de su director Andrés Lima, con las sensaciones donde el miedo será partícipe. Personalmente, siempre he sentido curiosidad por asistir a una representación de esta compañía; había leído sus críticas donde se alababa su propósito por la pièce bien faite: hoy puedo dar fe de ello.

Armonía. No se me ocurre otro término más acertado para titular la conjunción de luces, música y palabra. Desde el foco que estalla y te obliga a cerrar los ojos hasta aquél mínimo, semioculto, que logra levantar una microatmósfera donde el personaje halla el oxígeno ideal para desenvolverse. Además de las secuencias de latidos a modo de seísmo que angustian; un piano que apacigua o que alerta de lo apaciguado que suena; la sorpresa de la pieza barroca mientras toman una sopa invisible que parece estar envenenada. Mención especial la voz en off de la Madre que se me antoja venida del más lejano oráculo; personaje incorpóreo que azuza el drama dentro de esa casa transparente y frágil que conforma la escenografía.

El espectador -al menos así me he sentido yo- debe trabajar durante la representación y esto, a mi modo de concebir el Teatro, lo encuentro digno de elogio. Todo se nos presenta roto de antemano y nos lo vuelven a romper, a triturar; los personajes regurgitan sus pérdidas y somos nosotros, la audiencia, la que debe recomponer todos esos dolores, miedos y persecuciones que padecen los personajes, personajes/marionetas curiosamente sin bautizar -los padres aún no saben cómo van a llamar a su hijo- el no-ser que cumple la máxima hessiana de que el lobo es un lobo para el hombre junto con el eslógan terrible de Beckett there’s nothing to be done cuando hablan de que la felicidad no se consigue nunca.

¿La Conciencia? ¿El Sueño? ¿El Instinto? ¿Cómo definiríamos al personaje de Guillermo Toledo que instiga, somete, se desdobla y desdobla a la pareja? Me recuerda a Rosencrantz y Guildenstern en uno haciendo de las suyas por la corte de Elsinor mientras Toledo lo hace en una casita de juguete -otro acierto- frente al mar.


Por último destacar las interpretaciones de Alberto San Juan y Nathalie Poza: Tanto ellos mismos como sus propios personajes bien podrían haber sido arrancados de cualquier tragedia clásica que se precie. Enhorabuena por lo inquietante, lo agradablemente incómoda de esta hora y pico de angustia frente al mar. Ha llegado la hora de seguir animando a este tipo de teatro para que pensemos en nuestros miedos.

Y Pinter, si hubiera venido al Central, se habría removido en su butaca.



Este artículo se puede ver en

5.08.2011

© the howling (el aullido_english version)_


my monologue tittled THE HOWLING was selected by the Playrights Association of Spain and it was performed  6th May 2011 at La Casa Encendida, Madrid.


THE HOWLING is about a man in his seventies who is dictating a letter for his son -both in different prisons- since the latest one killed his own mother in the presence of his father. Atonement, madness and the lack of communication are presented as the main pillars of this lament.

A cell.
A young man. He only writes, listens, sees. He is numb.
A man in his seventies. He dictates, speaks, reads, dreams, remembers and thinks.

HE DICTATES: It is brighter in this wing…
a brief pause

HE SPEAKS: No. The right spelling is b-r-i-g-h-t-e-r...
a brief pause

HE SPEAKS: That’s right ... It’s brighter in this wing... Wait. Cross “brighter” out... Cross it out... We’re going to change that word for “luminosity”...
This is it. It’ll sound better. Don’t look at me like that, boy. This new word will add a different aspect to my writing. I know what I mean. Let’s have a look at it.

HE READS: ...I do not recognize my own hands. I have forgotten the sun again. I have stopped painting clouds on the ceiling in case the sun might appear up there sometime.
I don’t know which my fault is. I know that I repeat the same things in every letter I write to you. I must insist. I don’t want the false testimonies to kill me. I’d like to remind you this: when I woke up, I found her by my side. She was naked and breathless. I want you to remember how you closed her eyes, and leave her there as a broken doll.

HE REMEMBERS: The following week, a weak man with a cartoon voice told some lies on my behalf, while a fat shabby man shouted the truth on my behalf with a lout voice.
HE DREAMS: A young angel-faced lady carried me here in a carriage drawn by two blondish winged horses. To arrive in time, the forest opened in two halves as the sea did in front of Moses. My friend the astronaut was telling me from the moon that the carriage seemed a very thin torch in a dark closet. The angel-faced lady promised me that God would welcome me at the end of the journey. But I was just welcomed by a tiny bat instead.
HE REMEMBERS: Sounds of keys. Sounds of shoes. Metallic sounds crashing against metallic rounds. Sounds of cold water over my back. Sounds of my body crashing against the tiles. Sounds of plates crashing against the floor. Sounds of people saying no. Sounds of people saying yes. But the sound of yes was worse than the sound of no. Sounds of her asking me why I didn’t do anything, why I fell asleep. Sounds or laments to finish in a long, neverending howling. This howling is still holding my neck, day after day, as her...
HE READS:. ... You should know that I can remember all of this in a very blurry way. Son, you closed her eyes and I felt cold...
HE REMEMBERS: You whispered in my ear: thanks, dad, I owe you a favour. And I stared at your angel-like face and you answered: some days I’m to the limit, dad. Some days my hands don’t obey me. Some days I behave like this. I don’t mind if he can be my father or she can be my mother; if that one is a human or a beast. My hands are my master. The howling orders them to act, not me.
HE SPEAKS: And here comes the darkness...
HE THINKS: ... the burning darkness.
HE READS: ... But, you know what? There is more luminosity in this wing...
HE REMEMBERS: When I pointed at you in front of everyone, the man who was lying on my behalf was breathless. He grasped my arm violently and told me: don’t you realize, you idiot? You fucked it up!
HE SPEAKS: Boy, did you know that the resentment of a child can prosecute you as the worst plague? I know you don’t care about this. You’re here to write this letter and get the money.
HE READS: ... When I pointed at you, son, you looked at me for the last time...
HE THINKS: That look is as worse as the last look of a mother to her son, a son who left her breathless, naked and as a broken doll in his father’s arms.
a brief pause

HE DICTATES: ... Now everyone calls me Abraham. I don’t know why. But I don’t mind. Names are useless here. Numbers seem to be more efficient. Most of the questions start by how much…? My fingers tremble. I wish they didn’t shake. I wish I could write to you. I am told that my hands will be healed or at least relieved ... And you, do you feel more relieved? I am not at all.
HE THINKS: I am told that the howling will disappear from my neck little by little, but it will be replaced by her voice. Her voice will stop my heart one day. When this happens, the howlings that you will hear in your neck will be hers and mine.
HE SPEAKS: Thank you so much, boy. You should improve your spelling, ok? But don’t worry. We have time enough to do that. I’ll help you.
A siren. Voices. Metallic sounds against metallic sounds. And howlings.

5.07.2011

©el aullido_ el monólogo. la casa encendida.madrid.6/5/2011.




http://www.youtube.com/user/autoresdeteatro#p/c/16/SEUUudj1ggI


EL AULLIDO

Celda.


Un joven que se limita a escribir, oir, ver y callar.


Un hombre de unos 70 años que dicta, habla, lee, sueña, recuerda y piensa.





DICTA: En este ala hay más luz...


pausa breve


HABLA: No, no, sin hache, por favor...


pausa breve


HABLA: Eso es. ... En este ala hay más... Tacha luz... Sí, táchala... La vamos a cambiar por... por luminosidad...


Sí, eso es. Cambiemos luz por luminosidad. Sonará mejor. Sí, hombre, no me mires asi. Esta otra palabra añade una dimensión distinta. Da igual. Yo me entiendo. Déjame ver lo que llevo escrito hasta ahora.


LEE: ...Ya no reconozco mis propias manos y se me ha vuelto a olvidar el sol. He dejado de pintar nubes en el techo. A lo mejor así aparece.


Aún no sé qué delito cometi. Ya sé que te lo cuento en cada carta, pero te lo repito para que los falsos testimonios no acaben conmigo. También te quiero recordar siempre que cuando desperté, la encontré junto a mí, desnuda y sin aire. Recuerdo y quiero que recuerdes que tú, hijo, le cerraste los ojos y que la dejaste allí, como a una muñeca rota.


RECUERDA: A la semana siguiente, un señor muy flaco y con voz de dibujo animado mentía por mí, mientras otro muy gordo y con voz de animal gritaba la verdad en mi nombre, como un descamisado.


SUEÑA: Una joven con cara de ángel, como la tuya, me trajo hasta aquí en una carroza tirada por dos caballos rubios y con alas. Y con tal de que llegáramos a la hora prevista, el bosque se abrió en dos como el mar ante Moisés. Mi amigo el astronauta me iba contando que, desde la luna, aquella carroza era como una antorcha finísima en un cuarto oscuro. La joven con cara de ángel me prometió que al final de la travesía, Dios me recibiría aquí con los brazos abiertos. Pero fue un murciélago diminuto quien me dio la bienvenida.


RECUERDA: Sonidos de llaves, sonidos de zapatos, sonidos de metales contra metales, sonidos de agua fría contra mi espalda, sonidos de mi cuerpo contra los azulejos, sonidos de platos contra el suelo, sonidos de un no tras otro, sonidos de un si tras otro que sólo era un no peor que los anteriores; sonidos de ella preguntándome por qué yo no hice nada, por qué me quedé dormido; sonidos o más bien lamentos para terminar en un largo, eterno aullido. El mismo aullido que sigue abrazado a mi cuello día tras día, como ella...


LEE: ... Quiero que sepas que sólo alcanzo a recordarlo todo de manera muy turbia. Hijo, tú le cerraste los ojos y yo sentí frio...


RECUERDA: Me dijiste al oido, gracias papá, te debo un favor. Y yo te miré, como siempre había mirado tu cara de ángel, y tú me respondiste: hay días en los que estoy al límite, papá. Hay días en los que mis manos no me obedecen. Hay días en los que respondo así y tú lo sabes. Que me da igual que se llame madre o padre, que sea humano o animal. Son mis manos las que mandan porque es el aullido y no yo quien les da la orden.


HABLA: Y se hizo la oscuridad...


PIENSA: ... la ardiente oscuridad.


LEE: ... Pero, ¿sabes qué? En esta ala hay más luminosidad...


RECUERDA: Cuando te señalé delante de todos, el señor que mentía por mí se quedó sin aliento. A la salida, me tomó del brazo con violencia y me dijo: ¿no se da cuenta, imbécil? ¿No se da cuenta de que lo ha echado todo a perder?


HABLA: Chaval, ¿sabías que el rencor de los hijos te persigue como la peor de las epidemias? Sí, ya sé que a ti esto no te importa en lo más mínimo. Tú sólo has venido a escribir y a cobrar.


LEE: ... Cuando te señalé,  yo sabía que aquélla sería la última mirada de un hijo a su padre ...


PIENSA: Que no es peor que la última mirada de una madre a su hijo cuando éste la deja sin aire, desnuda y como a una muñeca rota en los brazos de su padre.


pausa breve


DICTA: ... Ahora todos me llaman Don Abraham. No sé de dónde se habrán sacado el don y por qué ese nombre. Me da lo mismo. Aquí los nombres no sirven para mucho. Los números son más eficaces. Casi todas las preguntas empiezan por ¿cuánto te queda? Me gustaría recuperar la firmeza en mis dedos para poder escribirte yo mismo. Dicen que con el tiempo, sino se cura, se aliviará ... Y tú, ¿estás más aliviado, hijo? Porque yo no.


PIENSA: También me dicen que poco a poco el aullido se irá alejando de mi cuello para dejar paso a la voz de ella que se irá colando cada vez más hasta que me pare el corazón un día de éstos. Y cuando ese día llegue, seremos ella y yo los aullidos que tú sientas en el cuello día tras día.


HABLA: Gracias, chaval. Debes mejorar la ortografia, ¿de acuerdo? Pero no te preocupes, que tenemos todo el tiempo del mundo. Yo te ayudaré.


Una sirena. Voces. Sonidos de metales contra metales. Y aullidos.

5.04.2011

las 3 locuras_

momentum_ 23

a o b.-
Tenías toda la razón. Ya casi se me ha olvidado tu perfil. Las sábanas que usamos en su día están ahí, lavadas y tendidas, sin ningún rastro tuyo. Ya apenas miro el móvil. Eso significa que voy por buen camino. Aunque debo confesar que todavía siento un pellizco cuando suena. Porque quisiera yo y no quisiera que fueras tú el autor/la autora de esa llamada.

Ya han pasado dos semanas y las que han de seguir. Suma y sigue.
Pero, ¿cómo recuperar las horas que me has quitado?

Llegados a este punto, mejor no llames, porque volvería a usar esas sábanas y me daría el lujo de pensar unos minutos más en ti; recordaría tus palabras que no eran más que abrazos por doquier; o tus intenciones que pedían lo que nunca debieron pedir: aquello de una noche compartida, despertar contra tu espalda y manos jugando sin regla alguna. Y las tres locuras en reunión: la locura a destiempo, la locura fugaz y mi locura durante días esperando tu llamada. 

Y entre aquellos sueños, uno que no termina de hacer su equipaje: tú.

de la obra ©DEADLINES