Me llegó esta semana. Lo mejor no es que fuera premiada en su dia o ahora publicada: lo mejor fue que en la entrega de premios, se representara: Teatro es. Gracias.
Las imágenes corresponden a la interpretación y puesta en escena que TAETRO organizó para la ocasión. Más abajo podrán leer la pieza.
AGNUS DEI
de carlos herrera carmona
(Nota
del autor: En esta pieza la acotación tiene voz y voto.)
Ambiente
burgués. Cama en el centro de la estancia. Lo propio: enseres cuidadosamente
elegidos; colores uniformes; jarrón con flores del tiempo. Y una hermosa mujer
desnuda sentada en la cama.
MUJER.- Todo cierto menos lo de la mujer
hermosa sentada en la cama, y mucho menos, desnuda.
La luz
baña sus curvas. Quién sabe si Edward Hopper cuando la conoció, la tomó como
modelo para una de sus obras.
MUJER.- Todo cierto menos lo de ese Hopper del
demonio que no sé ni quién es, ni me importa.
Apenas
le vemos el rostro. Diríase que sufre y padece otro abandono.
MUJER.- Todo cierto menos lo de otro abandono…
Entra
un hombre-
MUJER.- ¡No!
Entra
un hombre y-
MUJER.- ¡No, eso no!
Entra
un hombre y se-
MUJER.- ¡No entra nadie! ¡Nadie va a entrar
aquí! ¡Nadie va a entrar en este ambiente burgués que tú has diseñado!
Entra
un hombre y se acerca-
MUJER.- ¡Nadie salvo yo en este ambiente
burgués de Dios!
Entra
un hombre, se acerca a la mujer y la acaricia.
MUJER.- ¡No! ¡Nadie salvo esa luz falsa bañará
mis curvas!
Ella
se deja acariciar una vez más.
MUJER.- ¡Cómo, Dios mío! ¡Cómo me voy yo a
dejar acariciar con lo que llevo dentro! ¡Hay que estar loco para obedecerte!
La mujer
acepta uno tras otro sus besos. En el beso número 15, ella le empieza a besar.
MUJER.- Nadie va a besar a nadie. Di que hay un
revólver en el cajón de la mesilla y que me voy a pegar un tiro; dilo y te haré
caso, como lo he estado haciendo durante una hora y diez minutos; durante este
puto acto único donde no ha habido tiempo ni de coger aire para soportar lo que
venía después; en este puto acto único donde me has obligado a hacer de todo:
volverme loca, enviudar, volverme más loca aun, ver cómo muere uno de mis hijos
y cómo después he matado a otro antes de que él me matara a mi; de cómo me he
dejado escupir por ese hombre que has invitado a entrar como si de un príncipe
se tratara, sabiendo tú mejor que nadie, lo que sus manos han sido capaces de hacer,
lo que su mente ha sido capaz de ordenar, lo que sus ojos han sido capaces de
ver y lo que su corazón no ha sido capaz de perdonar, y de cómo he soportado
que sitúes esta casa en mitad de un estúpida guerra, y que no haya habido más
sonido que el de las bombas, las palabras y un repugnante y manido violín.
La
mujer se levanta y se dirige hacia la mesilla de noche-
MUJER.- Gracias…
Ahora
abre el cajón, no, así no, despacio. Exacto. Sonríes al ver el revólver. Te lo
colocas dentro de la boca. Quieres reír pero no puedes: siento decirte que no
está cargado, porque mañana deberás estar aquí de nuevo para volverte loca,
para enviudar, para volverte más loca aún; para ver cómo muere uno de tus hijos
y cómo asesinas al que te queda; y lo mejor de todo: de cómo te pierdes por un
demente con ejércitos a su cargo. Así que vuelve a sentarte en la cama para que
la falsa luz que alumbra esta estancia bañe tus curvas. Y ahora, por favor, termina
esto con la frase correspondiente. Adelante.
MUJER.- Hágase en mi según tu palabra.
Bravo.
Violín. Oscuro lento.