Este mi monólogo fue seleccionado con motivo el IV Maratón de Monólogos de la AAT que tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, 2004 e interpretado por Carmen Conesa.
http://www.aat.es/pdfs/entreca21.pdf
http://www.aat.es/pdfs/entreca21.pdf
Igualmente, formó parte de la obra MISERERE MEUM que yo mismo dirigí y escribí para el TALLER DE TEATRO CLÁSICO de la Universidad de Sevilla en aquellos años. Y el año pasado para el espectáculo FUCK THE MEMORY. Arriba, Fran Rodríguez en un momento de la actuación durante la gira del Taller en Murcia y Carola Vinuesa en el último montaje.
http://www.um.es/campusdigital/agendaFOTOS/IMAGdic04/imag03_12_04.htm
©TUBERÍAS_
"Tu boca que es tuya y mía..." Benedetti
Es... es como... mejor dicho: eres... eres como una tubería, como una tubería rota. Y tu dolor... tu dolor es la grieta de esa tubería; y mi dolor... mi dolor es como abrir el grifo, sí, eso es: abrir el jodido grifo; porque entonces tú, mejor dicho, tu ira fluye, fluye a gran velocidad, y como tu dolor está ahí, osea, la grieta, tu ira se escapa, se cuela, ¿entiendes? Se cuela por la grieta, y me salpica, me baña, me empapa, y no sólo a mí, sino a todo el cuarto de baño. Y mis manos que tiemblan, mis manos que gritan -porque mi boca ya se cansó de gritar- se proponen taponar la grieta, o tu dolor, que lo mismo es. Pero la ira -ese torrente tuyo tan maligno- parece una flecha húmeda que se me clava y escabulle corazón adentro... Y me hiere ¿sabes? Me hiere como nadie se puede imaginar... Y el cuarto de baño queda anegado, inservible, en un invierno desagradable, porque ahora es invierno, bueno, contigo abril también puede ser invierno. Porque érase una vez noviembre que se puso cálido y a oler a azahar; érase una vez tuberías de cobre; érase una vez fontaneros con vergüenza, y érase una vez suelos limpios bajo alfombras limpias, y jabones sin cabellos muertos, y neveras repletas de fruta del tiempo. Érase una vez lápices con la punta a punto de estrenar, y ventanas abiertas que refrescaban la casa; érase un hola callado, un adiós sin palabras, y un te quiero sin vocales ni consonantes.
¿Podrías hacer que mis manos no gritaran, ni siquiera mi boca? Está en tus manos, me dices... Y yo te digo que mis manos sean tan sólo manos, que con sus dedos indiquen el rumbo a seguir en mi, que no apunten como si cargaran balas; que el índice en mi boca signifique entra aquí y no silencio. O que mis dedos agarren con fuerza el pomo de la puerta para invitarte a mi reino, y no para expulsarte de él. Que todo esto se cumpla, amor mío, que se cumpla sin cumplidos, que ya está bien de reparar tuberías.
Publicado por AAT TEATRO MARATON DE MONOLOGOS 2004
ISBN: 84-88659-45-8