hay nanas para dormir y nanas para quitar el sueño. nanas de cuento de hadas y nanas somniferas que necesitan de mil príncipes azules para que despierten al o a la durmiente.
hay obras que duermen sumidas en un letargo que no se sabe muy bien cuándo van a despertar. más que una nana resulta ser un canto de sirenas.
¿por qué la creación está sometida al yugo de distribuidoras y productores? de nuevo el viejo cuento de la mano que mece la cuna...
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