12.16.2012

Crítica de LA LENGUA MADRE, de Juan José Millás por Juan Diego_teatro lope de vega sevilla 16 dic




Un adelanto de mi crítica. En breve, más, en masteatro.com

" ... Uno, que es crítico por accidente, autor de teatro accidentado y filólogo por aquello de la simpatía a los idiomas, asistir a la función de hoy y ver a Juan Diego cómo nos cuenta la historia de Millás supone el siguiente regalo: volver a ver a la Palabra, desnuda y desafiante, dardo, sobre la escena. Uno, que también salió ayer conscientemente vapuleado en el sentido más catártico y positivo de la palabra, de las serpentinas humanas de Wim Vandekeybus al otro lado del río, hoy, en el vacío oscuro de la escena, donde no suena más sinfonía que la declamación pausada y entrañable, medida y condensada, justa y contenida, de Juan Diego, vuelvo a escribir hoy domingo positivamente sobre lo que he visto, sentido e interpretado (y siento que a más de uno y a más de una le subleve cuando escribo tan rebosante de optimismo y desmesura, qué le vamos a hacer si ambas me han gustado…).

El público de hoy, que ha entrado de lleno en la supuesta “conferencia” de tan respetado “conferenciante”, escuchaba y miraba, como si mirándole más fijamente pudiera desentrañar aún más de lo que el propio actor ya nos estaba contando… Contando… Sí, un actor que “cuenta”, por fin, prácticamente al oído, con suavidad, para que le demos la bienvenida a la ponzoña acertadísima que emprende Millás contra la injustica, la hecatombe económica y la mancillación del lenguaje. Y el público murmuraba y le piropeaba en susurro desde sus butacas. Tal vez estemos deseosos de éso, de que un actor controle la Palabra y nos la comunique denunciando lo que hay que denunciar.

“Palabras embajadoras”, las llama. Reales sintagmas que nos confunden y nos separan, los llamo yo. Un monólogo tan metateatral como metalingüístico. Me recordaba en algunos instantes a Rafael Alvarez “El Brujo” en los malavarismos filológicos, aunque Juan Diego hará uso de un estilo menos juglaresco, más dandy. Ambos, por supuesto, dueños y señores del verbum... "